Algo que está destruyendo a más CEO del Reino, es cree que servir a Dios en los negocios significaba dar sin límites, sin precio y sin estructura.

Se dicen “si es para el Reino, no debo cobrar.”

Hoy quiero darte una gran revelación:
👉 No estás sirviendo al Reino… estas sirviendo al miedo.

El miedo al “qué dirán”, al rechazo, al juicio de otros creyentes.
Y mientras obedeces a ese miedo, tu negocio se estanca y tu espíritu se agota.

Hoy quiero enseñarte cómo romper ese ciclo, porque lo que tú llamas “generosidad”, muchas veces es desobediencia espiritual disfrazada de humildad.
Y esa desobediencia tiene consecuencias: te roba propósito, provisión y autoridad.


1. Has estado entrenando a tu audiencia sin darte cuenta

Toda audiencia aprende de tu comportamiento.
Si tú enseñas que pueden recibir sin honrar, ellos aprenden que el valor no requiere inversión.

Cada vez que regalas lo que Dios te pidió administrar, le estás diciendo al mundo:

“Mi asignación no necesita honra.”

Pero en el Reino, la honra es la moneda del intercambio divino.
El que honra, recibe. El que menosprecia, bloquea su acceso a la gracia que cargas.

🕊️ Romanos 13:7 dice:

“Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que honra, honra.”

Cuando no permites que la gente te honre, interrumpes el flujo del Reino.
Porque el intercambio no se trata de dinero, se trata de orden espiritual.


2. El “espíritu de temor al hombre” y cómo roba tu autoridad

Ese temor silencioso al “qué pensarán si cobro” no es humildad:
es el espíritu de temor al hombre, y su meta es una sola — silenciar tu autoridad y que recientas tu asignación por no poder generar ingresos.

Cuando el temor al juicio dirige tus decisiones, Dios deja de respaldar tu negocio.
Y lo más grave es que comienzas a obedecer las expectativas humanas más que la instrucción divina.

📖 Proverbios 29:25 (RVR):

“El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será honrado.”

Ese lazo es invisible, pero poderoso.
Te hace dudar de tus precios, rebajar tus ofertas y servir desde la culpa, no desde la gracia.

El Reino no se sostiene con culpa, sino con convicción y claridad.


3. Generosidad sin estructura = desobediencia espiritual

Dios nunca te llamó a regalar tu asignación, sino a administrarla con sabiduría.
Dar sin límites no siempre es dar desde el amor; a veces es dar desde la necesidad de aprobación.

En el Reino, el amor no contradice el orden.
Dios es generoso, pero también es justo.
Él nunca da sin estructura; incluso su gracia tiene condiciones: fe y arrepentimiento.

Si Él pone límites, ¿por qué tú no?

👉 Dar y cobrar con sabiduría no te hace menos espiritual.
Te hace una administradora madura del propósito.


4. El precio justo es parte del testimonio

Tus precios no son un reflejo de avaricia, sino de valor y obediencia.
Cada precio que estableces bajo la dirección de Dios es una declaración profética:

“Esto es valioso, porque Dios lo puso en mí.”

Cuando cobras correctamente, estás enseñando a tu audiencia a honrarte como una CEO del Reino.
Cuando regalas todo, enseñas a tu audiencia a creer que en ti no hay valor.

💰 1 Timoteo 5:18 (RVR):

“Digno es el obrero de su salario.”

Jesús multiplicó panes, sí. Pero no anuló el principio de honra.
Él mismo recibía ofrendas, sustento y honra de quienes eran bendecidos por su ministerio.
Tú no estás por encima de ese principio.


5. Estructura y límites: señales de madurez espiritual

El caos financiero no es falta de habilidad; es falta de estructura espiritual.
Dios no prospera el desorden. Él bendice el orden.

Si sigues “sirviendo sin estructura”, sigues declarando que Dios no puede prosperar lo que haces.
Pero cuando estructuras tu negocio, tus precios y tus límites, estás creando espacio para que la abundancia tenga dónde reposar.

💡 El Espíritu Santo no fluye en la sobrecarga, sino en el diseño.
El orden no te quita unción; la potencia.


6. El verdadero acto de fe

A veces creemos que cobrar bien nos aleja del propósito.
Pero en realidad, cobrar con fe es confiar en que Dios traerá a las clientas correctas — las que Él escogió.

No necesitas convencer a nadie.
Solo necesitas obedecer a Dios, honrar lo que Él depositó y confiar en que el cielo respalda tu valor.

Porque la obediencia siempre produce provisión.


💖 Conclusión profética:

Tu llamado no fue diseñado para sostenerse en sacrificio, sino en sistema.
La cruz ya fue suficiente sacrificio.

Ahora te toca a ti establecer límites, estructura y precios que honren tu asignación.
No temas cobrar por lo que Dios te pidió impartir.
Cada vez que cobras con integridad, estás diciendo:

“Yo confío en el Dios que me envió.”

El Reino no necesita mártires financieros, necesita mujeres CEO que modelen cómo se hace negocio a la manera de Dios.


Para Meditar: 

  • ¿Y si cobrar bien aleja a las personas que quiero ayudar?
    Entonces no eran las personas asignadas a ti. La provisión divina llega con las clientas correctas, no con las convenientes.
  • ¿Cómo sé si estoy sirviendo desde la culpa?
    Si das más de lo que puedes sostener y luego sientes resentimiento o agotamiento, no estás sirviendo desde amor, sino desde miedo.

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